lunes, 25 de mayo de 2009
“esquinas del interior”
Dentro del ahogo o desasosiego del querer sacar las bestias de cada uno, pero sin llegar a enloquecerse. Es que existen las esquinas de nuestro interior. Mediante escorzos, transmitir la presión del individuo. Porque estas pueden estar acorraladas dentro de cualquier lugar recóndito, presionados con ganas de exteriorizarse.
Incertidumbre del poder verlas o ignorarlas, sabiendo que cualquiera puede tenerlas, a estas bestias, o aunque sea a una de ellas. Reflejando el desgarro, de estar allí latentes esperando. Puede ser que sigan allí escondidas, en cada esquina, donde se encuentran las penumbras de nuestros miedos.
Están latentes por medio de un zumbido interno que a veces pueden llegar al aturdimiento.
Ahondando hasta en la más mínima esquina.
Dentro del ahogo o desasosiego del querer sacar las bestias de cada uno, pero sin llegar a enloquecerse. Es que existen las esquinas de nuestro interior. Mediante escorzos, transmitir la presión del individuo. Porque estas pueden estar acorraladas dentro de cualquier lugar recóndito, presionados con ganas de exteriorizarse.
Incertidumbre del poder verlas o ignorarlas, sabiendo que cualquiera puede tenerlas, a estas bestias, o aunque sea a una de ellas. Reflejando el desgarro, de estar allí latentes esperando. Puede ser que sigan allí escondidas, en cada esquina, donde se encuentran las penumbras de nuestros miedos.
Están latentes por medio de un zumbido interno que a veces pueden llegar al aturdimiento.
Ahondando hasta en la más mínima esquina.
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3 de junio 2009
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